Pero un buen día un niño lo inquiere a uno con la misma pregunta, para la que uno no tiene respuesta, y duda si decirle o no la famosa frase "porque Dios no quiere". ¿Qué tan malo será inmiscuir a Dios como responsable de eventos que nos privan de felicidad añorada ante la mente de un niño que empieza a formarse opinión sobre la vida y sus creencias? ¿ Será lo adecuado? ¿Deberá Dios tener la culpa? A veces a uno la da miedo, y no encuentra las palabras adecuadas para no sembrar la idea de que el Dios en el que uno cree – y que quisisera que él creyera también – es culpable de cosas no buenas para los deseos de uno.
Entonces uno sigue su camino, y hace una parada en la mitad de las 12 millas de recorrido, para ponerse en las manos una mezcla granizada de leche con chocolate – sin café, ni modo, por la colitis – mientras tiene de fondo "Lo que juramos" y "Me sigue pareciendo frío" de los Menudo noventeros, carita fina y cabello largo pistoleado. La lluvia interna empieza a fluir, resultando conveniente que uno lleva lentes oscuros y no se le ven los ojos – que quizá estén rojos – mientras únicamente se sienten las lágrimas rodar por las mejillas y meterse en los labios, confundiendo el salado con el dulce helado del granizado en la pajilla.
Uno va despacio y se detiene detrás de un bus que tapa el tráfico, unos metros más adelante suelta un improperio mental dirigido a un pick up toyota Hilux verde placas P 631 XXX, que viene a toda velocidad en el carril que no es, queriendo incorporarse a la fuerza y le pita a uno, que va en el carril correcto, para que se le aparte y le de el paso. Uno maldice, mentalmente, porque va demasiado pensativo como para switchear al modo oral audible, mientras sigue despacio porque detrás del pick up y con la misma prepotencia se dirige un compacto bajito y negro, con el escape modificado para hacer el debido escándalo indicando que ahí va.
Luego uno sube por calles lentas a 3 km/h, meneando el granizado para que sea pasable por la pajilla, y unos metros adelante se encuentra con el dichoso Hilux, cuyo conductor robusto, barbudo, joven, en camiseta azul eléctrico, con cara de "me encantan las cervezas, el cigarro y las carreras en el Jabalí" se le pone al lado con cara de "vos otra vez".
Bah, uno retorna y lo deja irse, yo sé que te gano en coeficiente intelectual, mientras divaga pensando por qué los diputados le quitan a uno el gusto de conducir a 20 km/h en calles solitarias disfrutando de una bebida. Se le acaba el turno a Menudo y suena "Como quisiera que no existieras" y uno lo adelanta porque realmente sí quiere que existas, se salta un par de canciones y llega hasta "Mi bestia interior" y la deja, porque escuchar la voz de Gerardo Parker a las 7:30 de la mañana de un dia nublado mientras uno se devana en melancolía es deleitante.
Uno se estaciona, no sin antes echarle una mirada a un medio de transporte beige año 97, estacionado sin quien lo conduce, y le recuerda que no está y que no estará.
Entonces, a pesar de tener operaciones matemáticas presupuestarias que realizar, motivo por el cual la portátil está en sus manos y no guardada, uno no siente los ánimos para dedicarse a la noble tarea de saber si el salario ya se le acabó, si tendrá para pagar los próximos recibos, si la tarjeta se sobregiró o todavía aguanta; y en lugar de ello se dispone a vertir en una hoja en blanco los hechos que le han provocado el bajón inicial del dia, cuando el dia va de subida y no de bajada.
Luego, uno se da cuenta que ya es la hora, que debe cerrar el diálogo-monólogo personal, e ingresar a registrar su presencia en la base electrónica digital, reencontrarse con sus zancudos, sus papeles tirados, sus rosas disecadas y su recién colgado dibujo de un insecto anaranjado que unas manos pequeñas y delicadas acompañaron de un "con amor para mami". Se roba el cable del internet – porque técnicamente es un robo – y lo conecta a la portátil personal (cuando debería estar sólo en la laboral) e ingresa al mundo infinito de la web, para compartir lo vertido con un millón de extraños, un puñado de conocidos y un par de buenos amigos, mientras las lágrimas vuelven a rodar de pura melancolía.
Y ya, es hora de iniciar el dia en el mundo real.




El rating acumulado del año fue para la emisora que promedió los 10,5 puntos en todo el año. Según IBOPE, la señal fue la más vista de todas las que conforman la TV abierta. 




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